¿Cuándo y para qué ir al psicólogo?
A veces podemos tener dudas de qué tipo de personas van al psicólogo, la respuesta a esta pregunta es muy sencilla: al psicólogo van las personas que sufren.
Cuando sufrimos somos conscientes de las consecuencias de un problema y la psicoterapia nos ayuda a descubrir y comprender los mecanismos que crean y mantienen el problema. De esta manera una vez que hemos comprendido el mecanismo podremos aplicar la solución que mejor se adapte a nosotros para resolver dicho problema, obteniendo ventajas tanto a corto plazo ( solución del problema y fin del sufrimiento), como a medio y largo plazo ( prevención de posibles problemas futuros debido a un mayor conocimiento del funcionamiento de nuestro aparato psíquico).
La acción terapéutica de la psicología puede actuar a través de varios factores, los cuales no son incompatibles, sino que se complementan y necesitan unos a otros. Estos factores son los siguientes:
1. Comprensión del problema: Como señalaba más arriba, cuando sufrimos a causa de la ansiedad o la depresión, por ejemplo, somos conscientes de las consecuencias del problema, pero en muchas ocasiones no conocemos las causas (¿Cuántas veces hemos oído decir a un ser querido: "No sé qué me pasa, pero me encuentro mal"?). La ansiedad en muchas ocasiones es el resultado de la frustración de un deseo o necesidad, y en este caso la terapia se ocupará de descubrir cuál es la necesidad y cuál es la razón por la que no se puede satisfacer. En unos casos, el problema residirá en que esa necesidad es incompatible con otra, entrando de esta manera en conflicto y dificultando el cumplimiento fluido de las dos (imaginémonos un cruce de carretera, sin ningún tipo de regulación y con mucho tráfico. El avance de los coches se haría prácticamente imposible). En otros casos la necesidad puede ser incompatible con la realidad, por lo que tenemos que renunciar a ella, pero para lograrlo antes tenemos que ser conscientes de cómo está operando en nosotros. Y por último, en otros casos es una necesidad que se puede satisfacer, pero tenemos que desarrollar nuevas habilidades, y por ello tenemos que entender cuál es la necesidad, como la podríamos cumplir y que tenemos que hacer para satisfacerla.
2. Proporcionar un espacio para la reflexión: La velocidad a la que vivimos nos impide en muchas ocasiones pensar sobre nosotros, sobre lo que queremos, lo que nos duele, como nos relacionamos, etc. Vivimos en una especie de huida hacia adelante, unas veces forzados desde el exterior, y otras provocado por nosotros, precisamente para no pensar. En este caso la labor del terapeuta es la de hacer preguntas, de manera que el paciente pueda ir pensando sobre estos temas a la vez que va estructurando las respuestas. En muchas ocasiones no somos conscientes de lo que pensamos o sentimos hasta que no nos lo oímos decir. Esta es una experiencia que se repite a menudo en la situación terapéutica, la respuesta del paciente suele empezar por "nunca lo había pensado, pero ahora que me lo pregunta..." y muchas veces va seguido de una información muy importante para el paciente.
3. Contención emocional: Hablar de determinados temas o asumir ciertos sentimientos puede provocar un nivel de ansiedad muy elevado. En estos casos, el estar con una persona que mantenga la calma a la vez que comprende el problema proporciona el sustento emocional necesario para poder tolerar dosis elevadas de ansiedad. Poder hablar con alguien sin miedo a que el dolor que sentimos nos destruya o le destruya al otro es muchas veces casi lo único que necesitamos para poder elaborar nuestros sentimientos, como en los casos de duelo.
4. Información: Cuando vamos a un especialista en un tema, esperamos que nos pueda dar información que nosotros no tenemos. En este caso la Psicología no es una excepción, y aunque la psicoterapia no es un curso de Psicología si nos puede aportar información de gran utilidad. Por ejemplo, que un experto nos informe de que esos sentimientos de enfado que sentimos a veces hacia seres por otro lado muy queridos para nosotros son completamente normales puede hacer que dejemos de sentirnos culpables. De la misma manera, que nos expliquen cual es el mecanismo con el que se mantienen las fobias nos puede ayudar a entender cómo se mantiene nuestro miedo particular, y de esta manera librarnos de él. Al oír a alguien hablar en términos técnicos sobre algo que nos ocurre dejamos de sentirnos angustiados de pensar que eso solo nos pasaba a nosotros.
5. Crecimiento: Para poder desarrollar todas nuestras potencialidades necesitamos que la vida nos aporte ciertas condiciones. De la misma manera que un ciclista en potencia no va a destacar en un mundo sin bicicletas, una persona puede no haber desarrollado, por ejemplo, la capacidad de confiar y trabajar en equipo si ha vivido en un ambiente hostil desde su infancia. En este caso, será labor del terapeuta poder establecer una relación en la que el paciente pueda ir desarrollando estas capacidades, de modo que luego las pueda utilizar también en con las relaciones significativas de su vida. Por ejemplo, una relación en la que pueda experimentar que se puede tener una visión distinta de las cosas con un respeto mutuo a la visión del otro, sin tener que imponerse o someterse.
Esta lista de factores seguramente no agote todas las maneras a través de las que la psicoterapia puede (y podría) ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida, por eso me gusta tomarme mi trabajo como un continuo programa de investigación.
Felicidades por su blog. No estudié Psicologia pero consigo entender lo que escribe (de eso se trata). He asistido a un terapeuta durante un año y me ayudó bastante. El problema es el "enganche" que se produce por parte del paciente y lo difícil del desapego.
ResponderEliminarGracias por su comentario y por su felicitación. El tema del psicólogo que te "engancha" para que te quedes más tiempo en terapia me parece uno de los mitos urbanos con los que tenemos que convivir lo psicólogos. No creo que haya que tener miedo a un enganche. Si surge será algo que trabajar en la terapia y resolver. Los psicólogos no fomentamos (o por lo menos no debemos fomentar)ningún enganche, por lo menos cuando somos profesionales.
ResponderEliminarUn saludo, y muchas gracias de nuevo por leer y aportar a este blog.